Recuerdos

Es innegable que la mente recurre al olvido para curar heridas, es un acto tan natural como guarecerse de la lluvia o el frío.

Mas complicado es dibujar con palabras el recuerdo que queda de esas heridas, una sensación casi tangible. Tan inesperado que fisura el alma, desatando un insoportable tintineo de cristales rotos. Tan dramático como una escena desapasionadamente gris, moteada en un frío blanquecino que entumece el corazón. Tan inaceptable como un vacío profundo, de una negrura tenebrosa que se abre en el horizonte.

Aún así, como digo, la mente teje, a base de sufrimiento, una manta de tiempo con que arropar ese dolor, y lo duerme en un rincón de nuestro ser, intentando que se destape lo menos posible. Hay días en que es imposible no hacerlo. Resulta inevitable redescubrir esa congoja. Y, en medio de esa exploración de lo conocido, me planteo el que y el como. Me pregunto si debí hacer aquello o decir lo otro, si hubiera sido mejor otro momento, otra elección, otro lugar.

En esos momentos, tenemos que mirarnos a nosotros mismos, y vivir con lo que hemos contemplado. En esos momentos, bastaría solo con una frase, un abrazo, un beso, un siseo.

Hay días que desearía no recordar.

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2 Respuestas a “Recuerdos

  1. De verdad Jose Luis, eres un escritor que admiro, ya me gustaría escribir con esas metáforas que me recuerdan a Becquer y esa precisión que dibuja el sonido como escribía Azul, me refiero a Rubén Darío.
    Me ha encantado, me parece de una sensibilidad exquisita, sinceramente me quito el sombrero.

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